Flores preservadas
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Las flores preservadas son flores naturales deshidratadas a través de una serie de procesos químicos. Son capaces de mantener un buen estado y aspecto durante muchos años y, en muchos de los casos, incluso parecen frescas.
Eso sí, es importante saber que no todas las flores pueden preservarse. Cada vez son más las que ofrecen esta posibilidad de conservación, pero la variedad no es igualable a la de las flores naturales.
Algunas de las flores preservadas más comunes son las rosas, las hortensias, la flor de arroz, la brunia o la paniculata.
Además, en la actualidad cada vez son más las novias que deciden lucir un ramo de flores preservadas, porque así se lo pueden quedar de recuerdo. También son ideales para regalar en centros de flores y para componer coronas y otros arreglos florales.
¿En qué consisten las flores preservadas?
Como ya hemos dicho, y aunque parezca algo extraño, las flores preservadas son flores naturales. Este hecho resulta sorprendente, sobre todo, por su larga vida y por sus colores tan vivos y llenos de energía. Esto último es precisamente una de las grandes virtudes de las flores preservadas: permiten ser teñidas.
Aún son muchas las personas que confunden las flores preservadas con las flores secas. Y lo cierto es que hay dos características muy reseñables que las diferencian. La primera es que la flor preservada mantiene su olor original, mientras que la flor seca no. La segunda es que la flor seca pierde por completo su textura original en el proceso de secado por la privación de agua, mientras que en la flor preservada ocurre algo bastante curioso.
Sí es cierto que en ambos casos el agua pierde su papel principal, pero en el caso de las flores preservadas, este se sustituye por glicerina, un elemento que facilita la conservación en perfecto estado de las plantas. Solo de esta forma es posible que las flores y las hojas no pierdan su aroma, su color ni su forma.
¿Cuánto tiempo duran las flores preservadas?
Es cierto que las flores preservadas tienen una vida útil mucho más larga que las flores naturales. Sin embargo, para conservar su buen aspecto, no debemos olvidarnos de los cuidados básicos de las flores preservadas. Lejos de lo que realmente algunos puedan pensar, estos cuidados no entrañan gran dificultad, sino todo lo contrario.
Para responder a la pregunta principal, diremos que las flores preservadas pueden durar entre tres y cinco años, según la variedad. Debemos tener en cuenta que con el paso del tiempo estas pueden perder su color y textura originales.
Algunos de los cuidados básicos que debemos tener en cuenta para alargar al máximo la vida de las flores preservadas son los siguientes:
- Evitar la luz del sol. A diferencia de las plantas de interior o de exterior, las flores preservadas no necesitan los rayos del sol. Recordemos que su tejido vegetal se ha rellenado con glicerina, por lo que su exposición al sol puede llegar a ser perjudicial.
- No mantenerlas en un ambiente húmedo. La humedad puede hacer que se pudran las flores preservadas, por lo que es recomendable mantenerlas en un lugar completamente seco, sin corrientes de aire ni cerca de fuentes de calor como focos de luz o radiadores.
- Eliminar el polvo con cuidado. Aunque este tipo de flores no hacen la fotosíntesis, el polvo puede dañar las estructuras de sus pétalos y sus hojas. Para limpiarlas es recomendable usar un plumero o un paño suave.
- No aplastar los pétalos ni las flores. Estas flores no cuentan con savia, por lo que no tienen elasticidad. Aplastar sus pétalos puede provocar roturas irreparables.
- No ponerles nunca en agua. Al igual que sucede con la humedad, el agua puede pudrir las flores preservadas.
¿Cómo se pasa una flor natural a una flor preservada?
Consideramos necesario señalar que la flor preservada es una flor natural que se somete a un tratamiento especial de conservación. El método básico de preservación floral es el siguiente:
- En el aspecto agronómico, las flores y plantas se cultivan con esmero y con todo tipo de cuidados. Los terrenos de cultivo están acondicionados especialmente, abonados, regados y con las condiciones climáticas más adecuadas para cada tipo de flor.
- Las flores y plantas se cosechan en su momento de máximo esplendor, garantizando su calidad y belleza. Una vez cosechadas, se manipulan con un cuidado extremado, para evitar cualquier tipo de daño que merme la calidad del producto final.
- Los tallos se cortan de forma apropiada. Una vez cortados y seleccionados, se distribuyen en unos recipientes que se introducen en cámaras estabilizadoras. Estas cámaras cuentan con las condiciones adecuadas de iluminación, temperatura y humedad. Aquí se lleva a cabo el proceso de deshidratación progresiva.
- Las flores y plantas se introducen en unos recipientes especiales que cuentan con una solución a base de agua, glicerina, estabilizantes y colorantes.
- El proceso de preservación se realiza en varias etapas sucesivas, incrementando de manera gradual la concentración de los componentes preservantes.
- Durante el proceso, la savia se reemplaza por la solución preservante hasta que las plantas y las flores alcanzan un contenido de humedad que asegure su estabilidad microbiológica, química y física.
- Una vez tratado el producto, se lava y se deja secar durante días a una temperatura controlada.
- Por último, se realiza un proceso de selección y un control de calidad en el que se eliminan posibles pétalos y hojas dañadas.